Oscar Bendicho
Reich introdujo la idea de que cada individuo crea unas anillas transversales de tensión que se manifiestan con contracturas crónicas de la musculatura profunda. Estas tensiones o bloqueos, que cumplen una función de “armadura” se han generado como mecanismos de defensa frente a experiencias de vida angustiosas.
Estas anillas de tensión se relacionan con zonas de inervación de la medula espinal a diferentes zonas del cuerpo y se corresponden con lo que la tradición hinduista conoce como chakras; enraizando así la teoría de los anillos corporales con la filosofía hinduista.
Según esta idea existen siete segmentos en el cuerpo donde tienen lugar tensiones musculares o bloqueos y cada segmento está relacionado con unos sentimientos concretos.
El uso de este paradigma (no demostrado científicamente pero muy útil desde un punto de vista práctico) para intervenir terapeúticamente consiste en observar donde se produce el bloqueo para inferir con que emociones existen dificultades y así procurar la liberación de este bloqueo mediante diversas formas expresivas.
La observación del cuerpo siguiendo los diferentes centros de energía (su localización y características se desarrollan al final del artículo) nos da pistas sobre si el bloqueo y la dificultad tiene que ver con el autoapoyo, con la sexualidad, con la gestión de ira, con la relación con la tristeza y alegría, con la expresión de las emociones, con el control mental o la relación con los demás.
Así, la coraza muscular coincide físicamente con los centros cardiaco y laríngeo que se relacionan con los sentimientos de vulnerabilidad, afecto, alegría y tristeza y su libre expresión.
A partir de la relación entre chakras y coraza muscular se plantean los objetivos para el desarrollo armónico de los diferentes aspectos de la persona, representados en los siete centros de energía localizados a lo largo de la columna vertebral:
Centro bajo, centro lumbo sacro, centro vegetativo, centro cardiaco, centro laríngeo, centro mental, centro espiritual.
A continuación se exponen las características más relevantes de los siete centros de energía:
CENTRO BAJO
Localizado en el perineo, entre los genitales y el ano.
Nos conecta directamente con la tierra, con las raíces; ocuparse de este centro es atender a la casa, la conservación, el estar. Se libera trabajando con la pisada y la fuerza en las piernas.
Se le asigna el color rojo.
CENTRO LUMBO SACRO
Se localiza a la altura del coxis, tras los genitales.
Tiene que ver con la energía excretora, el agua, los fluidos del cuerpo, el movimiento, la sexualidad, la sensualidad. Se libera moviendo la pelvis y la cadera.
Se le asigna el color naranja.
CENTRO VEGETATIVO
Situado ligeramente por debajo del plexo solar, sobre el ombligo.
Las emociones más viscerales se sienten en este lugar de nuestro cuerpo: el miedo, la rabia, también la fuerza y el poder personal. Se libera mediante la respiración abdominal y el grito.
Se le asigna el color amarillo.
CENTRO CARDIACO
Localizado en el centro de nuestro pecho, corresponde al plexo cardíaco.
Es el centro más emocional; nos conecta más íntimamente con nuestra vulnerabilidad, con el afecto, con la alegría y la tristeza. Representa el contacto con el mundo exterior, con el poder sentir compasión hacia todos los demás seres y hacia una misma. Se libera con respiración torácica y aflojando la garganta.
Se le asigna el color verde hierba.
CENTRO LARINGEO
Localizado a la altura de la garganta, en la vértebra que sobresale en el cuello.
Es un centro de control del flujo emociones. Cuando está tenso impide la libre expresión y creatividad. Se libera soltando la voz y relajando los músculos de mandíbula y cuello.
Color azul cielo.
CENTRO MENTAL
Situado en el entrecejo, en el centro de la cabeza.
Es el centro del conocimiento. Pensamiento más abstracto y filosófico. Se relaja la actividad mental mediante técnicas de parada de pensamiento.
Se le asigna el color azul noche.
CENTRO ESPIRITUAL
En la coronilla, en la cima de nuestra cabeza.
Tiene que ver con la parte más espiritual, con la conexión con el universo más allá de las diferencias individuales. Supone liberarse de la mirada egocéntrica.
Una luz morada.
Así, la atención a estos centros de energía puede servir como diagnóstico y como tratamiento. Mediante la observación de cada zona corporal se puede inferir el bloqueo que puede existir y, a su vez, la intervención corporal en esas zonas ayuda a liberar esos bloqueos.